jueves, 25 de agosto de 2011

Pucho

Sos cigarro
Noche y tango también, como el faso
No te puedo dejar sin ir penando
Por la vida, soñando tu amor

Sos amargo
Sos el mate criollo del gaucho
Tan caliente que quema al tomarlo
Fiel y compañero, de fuerte sabor

Y todo eso que sos vos me desconcierta
Me deja herida, a veces muerta
Y todo eso que vos das es un latido,
tan hondo, tan sentido, que me impide partir

Yo no quiero
que tu humo me atrape el deseo
que tu amor de fantasma me enriede
en sus brazos suaves, hasta sofocar

Dame risa
dame chispas y ojos, caricias
Dame un día de sol en tu vida
que tal vez entonces, no te quiera dejar

Y todo eso que sos vos... es un latido...

martes, 6 de octubre de 2009

Chacarera del COnsulado
Chacarera de la tía
que va saltando contenta
dice que su hermanita
va para la partera
Por allá por los breasiles
anda cantando, bahiana
y nosotros, argentinos
acá muriendo de ganas
Quiero abrazarla y besarla
quiero vivir su alegría
saben todos que, radiante,
embecelle la Bahía.
Hoy me dijo una brujita,
que una nena ella espera
y que, llena de trencitas,
bailará esta chacarera
Chacarera de la tía,
una tía enamorada
que, feliz con la noticia
anda bailando endiablada
Ay hermana que estás lejos,
pero que cerca te tengo,
a esta vida tan hermosa
me la llenaste de sueños.
Is

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Tango Secreto

Entre las calles polvorientas del Oeste
creciste libre y aprendiste a pelear
ya de purrete, todos te respetaban,
mirando para abajo, al verte pasar

Y con los años, "El Gringo" te apodaron,
fue por tu viejo de origen alemán
el que aferrado, a sus máquinas, su radio
en casi veinte años, no se animó a hablar.

Hasta que un día vos conociste el Sur
anclaste el barco en la Boca y más allá
La Bombonera fue tu nueva tierra
el tambor y el candombe tu nueva ciudad

Pero después la letra te empezó a llamar
desde las venas, desde adentro, con pasión
una mañana, cuando el alcohol no estaba
te miraste al espejo y viste al profesor

Enigmas..de la noche y la milonga
uruguayos y arrabal
Ternura, de tus besos las chiruzas
no se podían escapar
Aunque huías sin razón
ocultando el corazón
para nunca verlas más.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Para Blucifer Sam, o Blue.

Compartir con mis amigos.... Lo bueno, lo salvaje, lo triste, la vida.


Hoy, que navegás sin rumbo por el Río de la Plata, puedo escribirte desde mi corazón y mi alma, para una despedida de letras, como siento hacerla.
No pude aguantar las lágrimas al ver una foto de vos tan pequeñito, cuando me cabías en la palma de la mano y solamente hacías "mi", porque no sabías decir "miau". Ese mismo "mi" último que acompañó la mirada de despedida de ayer, cuando, en un taxi, moriste en mis brazos, después de veinte años de amistad y compañía, después de vuelos en avión, montañas, quintas, casas, departamentos, ropa de novios orinada en vengadora revancha, besos, caricias de peluche, amor.
Me mirabas con tanto cansancio en los ojos, que supe que ya estabas queriendo dejar de vivir y que los huesos viejitos ya dolían demasiado, como para seguir llevándolos. Entendí tu cansancio y supe que te estabas yendo, aunque no por eso fue menor mi dolor al saber que no voy a poder estrujarte más, ni compartir la comida china, ni escucharte hacer el amor con tus osos-amantes, ni sentir tu hocico frío queriendo meterse bajo las frazadas, en las noches de invierno.
Yo sé que tu protección me va a acompañar toda la vida. Yo sé que nunca te voy a dejar de extrañar, como el amigo y hermano que has sido siempre y que la sensación de tus patitas alrededor de mi cuello, acompañadas del motor del ronroneo entregado, van a sentirse siempre en mí, pero eso no calma el dolor.
Me transmitiste mudos mensajes y enseñanzas. Recibiste mi amor y muchas veces mi cólera (estuvo mal que le mearas la espalda a mi papá). Viste nacer y crecer a Nahuel, cuidándolo también con tu energía buena. Me conociste casi adolescente, siguiéndome en toda loca aventura y decidiste que ya habías cumplido tu misión conmigo, cuando alguien me mostró su corazón.
Ayer compré un barco azul, de esos que se usan para las ofrendas del candomblé. Tu cuerpito flaco entraba en él como si lo hubieran hecho a medida. Abrigado con una manta, partiste, proa al río, a reunirte con Yemanyá, volviendo a la tierra rodeado de amor.
No puedo decir más que "adiós Blue" y saber que nos vamos a volver a encontrar.
Isabel para Blue, un 29 de julio.

martes, 16 de septiembre de 2008

Recumbente

Temblaba como una nena. Los brazos, entonces y durante, pero siempre ahí, contradiciendo a la cara con el semblante serio. No lo encontraba ahora y eso lo hacía más misterioso e interesante, pero a la vez, un pequeñísimo puñal que se iba clavando despacito en algunas viejas heridas inolvidables. Rojo, rojo, rojo. No paso. Paso?. Poca paciencia, en resúmen. Ahí la carcajada desde el sinfín de su esqueleto pasivo. Sabía inventaría alguna excusa suave para no delatar el verdadero motivo de su risa repentina. En medio de esa marea que se adivinaba temporal, a ella no le causaba ninguna gracia todo eso. Crich, crujía la estructura del faro. Shhhhh, hacían las luciérnagas, mientras se encendían con lujuria.
Pasión
Tierra nueva que me recibe, pero me expulsa. No sabe si soy lluvia de miel o de ácido. Tal vez sea las dos cosas. Eso es lo que a mí no me toca saber. Y en cuanto a lo que a mí me toca saber, tal vez sea muy poquito, o casi nada. El amor embrujando me ronda y no llego a verlo nítidamente. Me llama y se esconde, me llama de nuevo y se vuelve a esconder. Después parece que me saltara sobre el cuerpo, como las leonas en los documentales hacen con las gacelas. Mejor es andar mostrándose los deneís en los bares de Buenos Aires, cualquier jueves de estos. Semana va, semana viene y no podía habérseme ocurrido mejor momento para leer a Roberto Arlt, que éste, en el que el trabajo y la concentración me cuestan más que nunca. Foco y centro, no los veo para nada.
Un alquimista se posa en mi vida. Con sus manos inventa máquinas voladoras y terrestres. Arañas robot que bailan, seducen al pueblo, prodigando sonrisas.

miércoles, 28 de mayo de 2008

El barco

Moscas sobrevolando la habitación de techo alto. El cilindro metálico ya no proyecta sombras y luces sobre las paredes y los pájaros asombran trinos al escuchar guitarras. Las guitarras los copian, divertidas y enfiestadas de risa. Las voces se suman, en caótica sinfonía.

No hubo que usar la grieta para salir al mundo exterior. Fluídos conjugados se adueñan del lugar y conspiran junto a las manchas de humedad del techo, planes secretos para que no abandonemos el barco, que navega Barracas y la plaza, inconsciente de su misión salvadora. El olor a rancio de las frazadas sucias se mezcla con el olor a sexo y el viento no deja de jugar con las bolsitas de papel que hay en el piso.

Desde la plaza, gritos de chicos que descubrieron, en la fuente, el mar.

Pasa una murguita, que le recuerda a Buenos Aires, que todavía hay corazones que saben latir.


Pez


De repente: el sol.
Marea.. sal en los labios dáphnicos.... Flushhhhhh..... arriba y abajo.... una ola particularmente más fuerte lleva la embarcación hacia el fondo de un mar oscuro y tenebroso...
Naufragio! . Toqué el lecho del mar....... Faltó el aire al principio... creí que no iba a poder respirar de nuevo, me asfixiaba, hasta que me salieron branquias, aletas y una cola muy larga para nadar con gracia.

Del otro lado, desde arriba, mirando en un catamarán de cristal, un turista de barbita y camisa azul mira a ese pez raro.que quiere morderlo, comerlo. No puede.. hay un vidrio de 14000 kilómetros y ha chocado. Pez idiota. Ahora llora... sus lágrimas se pierden en el mar, quiere sentir el sol que irradia ese turista, sobre su piel. Se asoma diciendo:
- Ey pez! - Quiero romper el vidrio!!!!. Quiero dormir en tus brazos de algas!!! Ya voooyyy, te extraño, pez.
Sonríe... y se acerca, amistoso de nuevo, muestra los colores otra vez y ya no ataca, tiene labios de mujer y le recuerda a una chica que conoció cuando era argentino. Pero el pez agarró una bicicleta submarina y se fue a dar una vuelta escamosa. Cuando volvió le dijo:
- No es tan fácil romper el vidrio, pez, sigamos hablando desde acá, tengamos paciencia, que has roto vidrios mucho más gruesos antes.-
Presiente... supone.. que aquella forma violeta lo piensa mucho, entre las corrientes cálidas y frías que lo sacuden, pero todo es tan nuevo en la superficie en la que se desplaza, que debe usar todos los sentidos, para adaptarse a los nuevos pulmones. Ha recuperado el sol y se encandila por momentos. Cree que la que ha quedado allá lejos entiende lo que le está pasando y sabe que no se había dado cuenta de la distancia, con su manera de deslizarse por el mundo y ahora está captando sensaciones que le dicen que no puede jugar cerca de él y anda aleteando contra las caracolas, esquivando los tiburones solita.

Ojo de pez, lente deforme, va captando y pensando.

La nueva realidad me ha afectado. No es lo mismo respirar con mis pulmones, que con estas cosas nuevas. Abrir.. cerrar.. abrir.. cerrar la boca y picotear unas alguitas, circular.. viene uno que me quiere comer, mejor me escondo detrás de una roca, hasta que pase. Me pregunto adónde habrá quedado el sol, era tibio y cada vez más intenso, pero un día se fue y ahora me alimento y elucubro planes para tocar la superficie todo el tiempo. Mejor los arrecifes de coral, que mar abierto, con sus redes.
Un barco de turistas que miran mi coquetear violeta, mi ser de Beta Splendens, pez luchador, paseando por el fondo. Subo... no pierdo la esperanza de que se dispersen las nubes y volver a sentir ese calor. ¿Y el turista sin gorra ni cámara de fotos?. Me está haciendo señas disfrazado de muñeco azul. Manda mensajes, pero no lo escucho demasiado, la distancia es mucha y llega todo distorsionado. Lo voy reconociendo de a poquito... se transforma, poco a poco, en ese sol deseado y dice que me va a tocar pronto con sus rayos, pero él también sufrió mutaciones.

Por las dudas, me escapo, como los peces asustados y en segundos, estoy fuera de su vista. Empiezo a leer sus pensamientos y cree que me fui a andar en bicicleta, pero en realidad estuve escondida bajo una piedra todo el día, temiendo que la ilusión se apodere de mí, para después llevarme a un fondo más negro. Lo espío y veo como trata de romper el vidrio del barco con un martillo hecho de cristal, después se pone a tomar sol un ratito, quiere disfrutar el paseo y que no le duela tanto el cuello de mirar hacia abajo.

Lo entiendo, el sol mirando al sol, el sol tomando sol.

Cuando me animo a salir de nuevo y me ve subiendo... splashhhhhhhhhh...... un millon de burbujas dicen que se tiró al agua para verme.
- No! Ni yo puedo ir con vos, por ahora, ni vos podés quedarte acá, nos asfixiaríamos y todavía tenemos mucho que aprender, vos del cielo y la paz y yo de este mar de peligros bigotudos. Cuando hayamos aprendido lo que necesitábamos, vamos a encontrarnos de nuevo y no va a ser por un instante fugaz, como ahora, que estamos suspendidos, sabiendo que vas a tener que volver a tu barco, yo a mi fondo. -

Se miran, dos formas mutantes, en pleno cambio y fluye la comunicación. No saben si pasaron meses o segundos, fue hermoso.

Se despiden:

- Hasta pronto! Siempre que mires hacia abajo, voy a estar nadando feliz cerca del vidrio, siempre que mire hacia arriba, voy a verte disfrutando del sol, también cerca.-

No más sal de lágrimas para el mar, no más llanto de fuego para el sol y el cielo. Apasionados por los brillos más intensos jamás vistos, invocarán a toda fuerza oculta para enredarse de nuevo. Ahora.. a brillar, vestidos de plateado, hasta fundirse en un único horizonte de cielo escamoso.



viernes, 23 de mayo de 2008

Cosa. Una zambita que le escribí a un coso. La música es de mi hermana.

Los ojos niños escuchan
las miradas, que se callan
Caigo embrujada y lejana
en el agua tibia de tu guitarra

Mujer alma de jaguar
Mujer por siempre hechizada
Soy la que oye y espera
la que el cielo te regala

El viaje de tu sonar
es la caricia que falta
Todos los sueños unidos
funden tu tierra en mi agua

domingo, 18 de mayo de 2008

Barcelona es un pulpo hermoso

Como a cualquier hora, vivo a cualquier hora
Barcelona es un pulpo hermoso
que coge todo el día con ocho brazos asexuados
Barcelona es respiración dormida, letargo y risa, fiesta y pensamiento
Barcelona es sol y Parque Guell, mosaicos de una vida fragmentada
Barcelona se ha aferrado a mi corazón desnudo, para desvestirlo nuevamente
Me ha tomado de la mano, pero quiere que baile sola
Me ha recibido con el elegido y se lo ha dado a otra boca
Me ha recibido con el viaje exacto, no me quiere dar el pasaje
Y todos fuman y beben y comen
Y todos me fuman, me beben, me comen
Todos caminan por el metro, cogen el metro, el tren, el autocar, fuman chocolate en el Barrio Gótico
mientras bailo pequeñamente, chiquitamente con madonna, en un Bosque de Fadas,
de hadas que tienen fuego de luz y brillos irreales,
con música electrónica y cartones de huevos en los techos
y Clubes del Mar, que son sótanos sin olas,
brazos que se mueven, rítmicos, figuras francesas, alemanas, catalanas,
Lenguas rápidas, hablando de butifarras, cortando los días, que se suceden, interminables,
puertas rotas, palabras quebradas de notequieros, multiplicándose en abrazos,
o brazos desbrazados, o insensibles miedos
o esta soledad persistente y vieja, soledad compañera, pidiendo nombres,
teléfonos, distancias, sueños, caminatas, cafetines trasnochados, ecos suaves..
Sin animé, sin risa, sin pasión, aquí estoy, olvidada, sin amigos,
sin nada,
con Barcelona, ese pulpo mágico que tiene la puerta abierta para que me vaya lejos
y cadenas centenarias para sugerirme dicha
y castillos, iglesias, calles, tentaciones, alegrías, sopores, oportunidades, miserias, sofocones...
Barcelona es un pulpo hermoso,tan hermoso, que quiero acariciarlo.

Myra y los hombres Libélula

MYRA CRUCIFICADA

Los Hombre Libélula ya no toleraban a sus dos Excéntricas Flores. Pájaros subterráneos copularon para el evento, en su túnel perdido.
Ella sonreía desnuda, sin importarle el tajo sangrante. Subían los tentáculos por sus piernas hasta la herida y se insertaban, pringosos, en sus innumerables orificios y ella sangraba en orgasmos.
Si los hombres libélula hubieran llegado un minuto después, Myra hubiera muerto sin sentir el goce último. Con sus pies peludos pataleaban jubilosos al viento y nunca se sabía donde empezaba el hombre y donde terminaba el insecto.
Myra, toda luz, toda remolinos. Myra flor y espacio en manos de esas bestias. Myra, clavada en su cruz de aluminio....... Y las bestias lamiéndola y tocándola con sus apéndices pegajosos, hurgando en el desierto de su vientre. Quémandola con fluídos verdes y azules, abriéndola en cada embate, aunque al mismo tiempo, temiendo a esa criatura sin pudor.
Y la sangre tibia, y las flores cantando y los pájaros subterráneos imitando la cópula de su reina con aquellos otros seres, el jadeo espasmódico de los libélulas, los gritos de placer de Myra, más gritos, más monstruosos órganos inflamados, más Myra de la Tierra muriendo al reir.

El día de las máscaras

Corría desnuda por una calle poblada de terráqueos. Su risa alocada le impedía ver las caras de reprobación, los gestos de dedos retorciéndose contra sienes y las miradas furibundas de padres y madres que tapaban los ojitos de los niños, como si la locura fuera indecente, tanto más que el desnudo.
Cuando se cansó de correr y de reír, puso curitas en cada una de sus heridas, sentada en el cordón de la vereda. Acto seguido, volvió a su casa, ya vestida con un traje imaginario y muy seria. La recibieron sus máscaras, indignadas por no haberlas llevado al paseo. Cada una de ellas tenía un reproche diferente, cada una de ellas masticaba su desprecio y su furia, a su manera. Pero ella las esquivó, valiéndose de la ventaja de sus alas azules y sin rencores les arrojó, desde el cielorraso una parva de flores cibernéticas en forma de email.
Doble llave a su cuarto, escuchando las vocecitas enojadas contra la puerta, pero ya se había quitado el traje imaginario y sin él, las máscaras no combinarían con el color de su piel desnuda.

Tomó el nuevo libro, ajado de tiempo y con evidentes huellas de su dueño. Imaginó la montaña rusa que él habría experimentado entre sus páginas y se abandonó a la lectura.

Las máscaras dormían detrás de la puerta y tres gatos se apilaban entre las sábanas.

Esa, fue la noche más tenue.

Planeador Azul de H.

Elegida entre todas las risas, permaneció una... Alocada, retorcida, contrariada y por combatida, preciosa.
Hacer el amor de manera japonesa con el dueño de la risa. Un recuerdo de lentitud delicada, sodastéreo, timidez y diferencias en un fluír de corriente eléctrica que separa, con una frontera invisible, la entrega del temor.
Temerle a esa risa... Sentir miedo de que se convierta en el centro de mi universo, eje rotacional de mi motor interno, ese que me obliga a tomar la pluma y escribir sinsentidos.
Esperar el retorno de ese cuerpo, que marcó con fuego la diferencia entre el suyo y ese otro mar de cuerpos que llegaron a mí, naufragando en la costa, ante el terror de la visión de mis acantilados sin bahías.
Saber que, de una grieta en la roca, se levantó un muelle de cristal y una delgada soga de plata invitó a un momento sagrado de calma. En medio de las tormentas que agitan mi costa, tu barco, conocedor de turbulencias, acarició esa paz precaria y pediste recorrer mi continente, sin saber que tu huella permanecería como un signo de alerta ante otros posibles visitantes.
Te dejé recorrer mi universo azul, la oscuridad de mis bosques... Permití que las criaturas, peludas o aladas que lo habitan, lamieran las heridas de tus muchas batallas, mientras yo seguía de lejos, subida a un globo aerostático, cada movimiento de tu sombra, curiosa y experta.
Pero la tormenta llamaba, amenazando romper la amarra de tu barco, dejándote en una tierra plagada de terremotos, incierta y temerosa, sólo ávida de visitantes pasajeros. Y así, te ví saltar sobre el timón y me entretuve mirado tu rastro en la arena, buscando la manera de olvidar las caricias que mi tierra de lapizlázuli había recibido de tus manos suaves y el reflejo de mis atardeceres, en tus ojos oscuros.
Me distraje. Me divertí olvidándote, recorriendo los caminos que habías andado, para cerrarlos para siempre y así demoler el muelle, tirar al mar bravo mi catalejo y no ver como tu barco se alejaba.

Pasó el tiempo...Olvidé todo, olvidé tanto, que hasta tu nombre se convirtió en un sendero y fue el miedo a recordar la sensación de tu piel dentro de la mía, el que me hizo olvidar que había dejado mi perfume de hojas en tu cuerpo, mis orgasmos en la memoria de tu sexo. Fue ese gemido suave, en la retina de tus oídos, el que unió las frases para que, un día de invierno te acercaras, tenue e imperceptible, subido a tu planeador azul y lo posaras, en silencio, muy cerca del lugar adonde yo ya no te esperaba con la Tierra Abierta, pero sí, con una sonrisa, sincera de amiga y una cocacola.

sábado, 17 de mayo de 2008


Seguís invisibles caminos de hojas, mientras te percibo a través de la distancia y del tiempo.Tus ojos siguen siendo los de un niño viejo; tus manos pequeñas, contrastan femeninamente con todo lo hombre que te envuelve en el descuidado vestir.
Te busco por la ciudad, sabiendo que te quedaste en algunos rincones innombrables de Buenos Aires, rincones que bautizaste "viento", "luna" o "reflejo". Creí muerta mi pluma, en este mes de mayo, en el que corro por la ciudad, con mi mochila llena de realidad desencantada. Creí muertos los cristales que inventamos bajo un proyector, durante mil noches frías, hace años. Fui al velorio de Daphne, queriendo enterrarla con las manos que pagan cuentas, pero no pude. Sentado sobre mi amado cuerpo lírico, hacías sombras chinescas en la pared y te reías a carcajadas de toda la fantochada montada por mí misma.Te miré un rato largo, esperando que detuvieras la risa que te sacudía el cuerpo. Pretendí que creyeras muerta mi magia, para olvidarte, para que me olvides y te conviertas en un señor alemán y yo en una auténtica luchadora argentina. Nada. Lejos de detenerte, cada vez te reías más fuerte y poco a poco se fue desvaneciendo el cadáver de la escritora, hasta desaparecer. Una vez disuelto, me invitaste a tomar asiento en el vacío ataúd, dando golpecitos suaves con la mano, sobre el terciopelo rojo. Me senté al lado tuyo, no sabiendo si enojarme por tu insolencia e incredulidad, o si empezar a reír de mi misma. En lugar de eso, saqué de un bolsillo la hojita esa que me diste en la esquina de Cabrera y Malabia, la última vez que intenté matar a Daphne.
Mientras nos besábamos, una enorme ola te agarró del saco y te volvió a llevar lejos. Ando porla vida con el sabor tabacal de tus labios, pegoteado en la boca, con la última caricia encendiendo mi piel y mi verdadero nombre obligándome a escribir la palabra "Filifor", con todas sus pieles de niño.